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Muchas personas con sarcoidosis no muestran signos ni síntomas. Algunas experimentan signos y síntomas generales de sarcoidosis, como la fatiga, la fiebre y la pérdida de peso. Si la inflamación continúa, algunas personas pueden presentar cicatrices permanentes, lo que puede ocasionar complicaciones cardíacas o pulmonares graves, potencialmente mortales.

En la actualidad, no hay métodos de detección para determinar quién padecerá sarcoidosis. Si está en riesgo de padecer sarcoidosis, el médico puede recomendarle que evite los insecticidas, el moho u otras fuentes ambientales de sustancias que desencadenen la formación de granulomas.

El riesgo de sarcoidosis puede aumentar por la edad, el historial familiar y genético, y la raza. Algunos factores de riesgo, como el trabajo, pueden modificarse. La mayoría de los factores de riesgo, como la edad, el historial familiar y genético, la raza, la etnia y el sexo, no pueden cambiarse.

La sarcoidosis es una afección por la que ciertas células inmunitarias forman bultos, llamados granulomas, en los órganos. Se cree que la inflamación causa la formación de granulomas y, además, puede provocar cicatrices temporales o permanentes en la zona de los granulomas.

Si se le diagnostica anemia por deficiencia de hierro, es importante que siga su plan de tratamiento, como tomar suplementos de hierro recetados. Debe controlar su afección para detectar síntomas nuevos o si estos empeoran. Es posible que el médico quiera repetir los análisis de sangre para verificar que la anemia mejore.

El tratamiento para la anemia por deficiencia de hierro dependerá de las causas y la gravedad. Los tratamientos pueden incluir suplementos de hierro, transfusiones de glóbulos rojos, cambios en su patrón de alimentación o procedimientos como la endoscopia para detener el sangrado.

Para diagnosticar la anemia por deficiencia de hierro, el médico puede hacerle un examen físico o solicitar análisis de sangre u otras pruebas de diagnóstico. Los análisis de sangre mostrarán una concentración baja de hemoglobina y de hierro en la sangre.

La anemia por deficiencia de hierro puede ser leve a grave. Las personas con anemia por deficiencia de hierro leve o moderada pueden no presentar ningún signo o síntoma. Los signos y síntomas frecuentes de la anemia por deficiencia de hierro son, entre otros, piel pálida, fatiga y dificultad para respirar. Las complicaciones de la anemia por deficiencia de hierro abarcan problemas cardíacos, como la arritmia, y la depresión.

Para detectar la anemia por deficiencia de hierro, el médico puede solicitar un análisis de sangre llamado hemograma completo (CBC). La prevención de la anemia por deficiencia de hierro incluye consumir suficiente hierro y controlar otras afecciones médicas que son factores de riesgo para este tipo de anemia.

Los factores de riesgo para la anemia por deficiencia de hierro son, entre otros, pertenecer a ciertos grupos de edad, algunos factores ambientales poco saludables, el historial familiar y genético, ser mujer, y ciertos estilos de vida como el vegetarianismo.

Las causas de la anemia por deficiencia de hierro incluyen la pérdida de sangre, consumir muy poco hierro, problemas para absorber el hierro y ciertas afecciones.

Todas las personas mayores de 3 años deben medirse la tensión arterial con un profesional de la salud al menos una vez al año. Los cambios saludables en el estilo de vida pueden ayudar a prevenir la Presión arterial alta.

La bronquitis es una afección en la que las vías aéreas de los pulmones se inflaman lo que causa tos, a menudo, con moco o sonido tipo silbido al respirar. La bronquitis aguda desaparece después de algunas semanas pero la bronquitis crónica dura meses y puede ser grave. Conozca más acerca de los síntomas y del tratamiento, y cómo participar en ensayos clínicos.

Para algunos tipos de anemia leve a moderada, el médico puede recomendarle suplementos de hierro con o sin receta, ciertas vitaminas, terapia con hierro por vía intravenosa o medicamentos que ayudan a aumentar la producción de glóbulos rojos. Si tiene anemia grave, el médico puede recomendarle transfusiones de glóbulos rojos.

Si tiene anemia, el cuerpo no obtiene suficiente cantidad de sangre rica en oxígeno. Esto puede hacer que se sienta cansado o débil. También puede tener dificultad para respirar, mareos, dolores de cabeza o latidos cardíacos irregulares.